miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA SEXUALIDAD SIGUE EN LA PERIFERIA DEL DISCURSO

DÓNDE ESTÁ EL LÍMITE ENTRE SEXUALIDAD PÚBLICA Y  PRIVADA
La identidad personal cada cual la construye según sus creencias. Es difícil detectar los factores ajenos que nos influyen en la construcción de nuestra identidad. Si pensamos, que vivimos en una sociedad cada vez más influenciada por los medios de comunicación de masas, y cómo afecta a nuestra forma de ver la vida, veremos que apenas existe margen para imaginar por cuenta propia.
 Todo se nos da hecho y pensado a través de la industria mediática, según sus fines e intereses. Este es el precio que pagamos en el modelo neoliberal de la sociedad de consumo.
Los modelos sexuales que manejamos, y que aceptamos como propios, es lo que pongo en cuestionamiento por engañoso. Inconscientemente manejamos unas pautas de comportamiento sexual impuestas por la sociedad o la cultura que nos ha tocado. Es lo que llamamos estar dentro de la normalidad, salvo que nos arriesguemos a ser excluidos por asociales, patológicos o anormales. Un espacio este normativo, construido a través de los discursos de los expertos que nos dicen que está bien y que no.

El filósofo francés Michel Foucault de los años sesenta, advertía del poder coercitivo del discurso experto, de la influencia del saber biomédico o biopoder, como el que instituye el discurso hegemónico en todos los ámbitos sociales, pero más concretamente en la esfera sexual. Así el sexo no reproductivo se convierte en algo que habría que evitar, ocultar, silenciar. Solo a través del confesionario, las mujeres especialmente, serían interpeladas sobre sus conductas sexuales. Para este autor, “El psicoanálisis y la psiquiatría se inventaron en el confesionario”.
Hoy los límites entre lo público y lo privado están más difuminados que nunca,  están por definir. En el caso de la sexualidad hay un problema de desubicación. En teoría, lo sexual forma parte de lo íntimo, mientras que para lo público dejábamos la puesta en escena de las demás prácticas sociales. Representaciones sociales que tienen más que ver con la apariencia. La aparición en público, que nos obliga a mantener unas pautas sociales sujetas a la normatividad. Atrevernos a expresarnos tal y como somos, como sujetos sexuados, es correr un riego que hay que valorar; salvo que nos compensen por ello.
De eso se nutren ciertos medios de comunicación, cuando celebridades hacen pública su vida privada o cuando, a través de las redes sociales contamos más de nuestra esfera íntima. ¿Dónde está la barrera entre lo público y lo privado?
¿El sujeto es realmente libre para expresar lo que siente? Esto es ser sujeto, o sujetado por las normas sociales, en las cuales, el sexo permanece censurado, excluido del discurso socialmente aceptado del universo normativo Tal vez somos más objetos que otra cosa; sujetos a la ley de la oferta y la demanda, en la cual, el sexo y lo sexual  es reificado, pensado como fetichismo de una mercancía sujeta a la ley de la oferta y la demanda, pero siempre en alza.

La sexualidad sigue siendo manipulada para que sea rentable.
 ¿La originalidad sexual tiene un precio? Hablar de sexualidad de forma original cada vez viene siendo más normal, pero ¿realmente callamos más de lo que nos gustaría contar, tal vez por miedo a ser etiquetados de anormales, patológicos, asociales. Ya tan solo hablar de sexualidad nos pone en entredicho, en la periferia del discurso de lo  politicamente correcto (Foucault y “El orden del discurso”) .
Al final, estamos obligados a silenciar una parte de nosotros que es esencial para tener una vida sexual saludable, y que tanto tienen que ver con nuestra identidad sexual. Promocionamos la salud sexual desde el respeto a las otras formas de pensar, pero nos negamos a prohibir o sancionar a los otros, porque hay  que diferenciar entre lo legal y lo legítimo. 

1 comentario:

  1. Entre lo pagano y lo sagrado hay un puente mítico. La moral juedo-cristiana quiso acabar con las creencias paganas aceptando sólo como validas las bíblicas. Aquí hay una gran diferencia entre sociedades arcaicas y las llamadas modernas, las occidentales. Pero ambas tienen un gran componente mítico, en el sentido de ejemplarizantes y que dan sentido a la existencia a la condición humana. Entre lo profano y lo sagrado está el concepto de Tiempo (illus tempus) y de Historia, pero ambas son construcciones míticas.

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